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Comparamos distintos tipos de suelos para rodear la piscina, desde césped artificial hasta piedra, cerámica o madera, con sus ventajas y desventajas.
El borde de la piscina es una de las zonas más transitadas en verano. Por eso, elegir el tipo de suelo adecuado es clave para garantizar la seguridad, el confort y una estética que combine con el resto del jardín.
Hoy en día existen muchas soluciones interesantes, desde pavimentos cerámicos hasta césped artificial, cada una con sus ventajas, pero también aspectos a tener en cuenta.
Una de las más buscadas últimamente es el césped artificial, ideal para quienes quieren un espacio verde y funcional durante todo el año.
Una opción práctica y visualmente fresca es comprar césped artificial para piscinas. Aporta una estética natural sin necesidad de riego ni mantenimiento, y es muy agradable al tacto. Además, evita el barro, no se calienta tanto como otros suelos y reduce el riesgo de resbalones.
El césped natural tiene un encanto innegable: fresco, verde y suave al tacto. Sin embargo, requiere bastante cuidado, especialmente en zonas de piscina donde el agua, el cloro y el paso constante pueden dañarlo. Es importante elegir variedades resistentes y contar con un buen sistema de riego.
Todo esto hace que, en muchos casos, el césped natural acabe siendo sustituido por alternativas más prácticas, como el césped artificial. Además, en espacios donde no es viable plantar, como terrazas o suelos pavimentados, el césped natural simplemente no es una opción.
Los suelos cerámicos son una de las soluciones más duraderas. Resisten perfectamente la humedad, los cambios de temperatura y la exposición al sol.
Muchos modelos están fabricados con acabado antideslizante, lo que los hace ideales para zonas húmedas como el borde de la piscina. Además, existen diseños que imitan piedra, madera o cemento.
La madera natural aporta un toque cálido y elegante, ideal para crear un ambiente acogedor. Se suele utilizar madera tropical o tratada para exterior, ya que resiste mejor la humedad.
No obstante, requiere mantenimiento periódico (aceites o barnices) para conservar su color y aspecto original.
La alternativa más conveniente y actual a la madera. El composite combina fibras de madera y resinas plásticas recicladas.
Ofrece una estética similar a la madera, pero con menos mantenimiento y mayor resistencia a la humedad, el cloro o los rayos UV. Además, se instala fácilmente mediante sistemas de anclaje.
Las piedras naturales como la pizarra, el granito o la cuarcita son resistentes, duraderas y muy estéticas. Combinan bien con jardines de estilo rústico o mediterráneo.
Es importante tener en cuenta el tono y el tipo de acabado, ya que algunos materiales pueden calentarse mucho con el sol o volverse algo resbaladizos si no tienen tratamiento superficial.
En definitiva, todas estas superficies pueden adaptarse a diferentes estilos y necesidades. Pero si buscas una opción que luzca natural, resulte cómoda y no requiera apenas mantenimiento, el césped artificial es una de las soluciones más recomendables para el entorno de la piscina.