La pintura en las paredes, la base de la decoración

La pintura es el material más utilizado en el recubrimiento de las paredes, aplicado sobre estucos, revoques, yeso y otros revestimientos que le sirven de soporte. La diversidad de pinturas hace que se adapte a éstos distintos tipos de superficies y sus características particulares. El color es el encargado de homogeneizar el ambiente, crear efectos visuales y decorativos.

Un revestimiento totalmente económico e infaltable. Al poder ser remplazado fácilmente da la posibilidad de volver a proteger las paredes, cambiando el color, lo que renueva la base de la decoración.

Los tipos de pintura y acabados

Las pinturas para paredes son básicamente dos: de base agua (acrílica, vinílica, látex), y de base aceite (esmaltes sintéticos, barnices, lacas). Así mismo hay más variantes según la superficie ha ser pintada, la textura o el acabado. El avance tecnológico en la fabricación de pinturas produce materiales de menor toxicidad y amigables con el medio ambiente.

El acabado es algo fundamental en la apariencia final que tendrá la pintura una vez seca. Los acabados son opaco o mate, satinado o semi-mate, y brillante o gloss. El primero es uno de los más utilizados, resaltando la sencillez y sobriedad en las paredes. El acabado satinado da un toque de elegancia, también favoreciendo a la limpieza. Por otra parte el brillante es el apropiado para zonas afectadas por el agua o grasas como baños y cocinas, debe ser cuidadosamente utilizado en grandes superficies.

Elección del color

El color resulta difícil de elegir y muchas veces nos inclinamos por lo sencillo y clásico, ignorando lo hermoso que puede resultar un espacio con toques de colores originales.

Para realizar una correcta elección se deben tener en cuenta varios aspectos como: las dimensiones de la habitación, el estilo de decoración, el mobiliario, la iluminación, la decoración de los ambientes cercanos y otros puntos importantes.

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